La posibilidad de seguir atendiendo a los pacientes de forma telemática, ha tenido una significativa utilidad durante la pandemia Covid 19 y ha acelerado un “despertar tecnológico” que ya era inminente en el ámbito de la sanidad tanto pública como privada. Este “despertar” se ha visto más acentuado en la práctica de la medicina del ámbito privado, introduciendo lo que hasta ahora era un gran desconocido en el sector: La telemedicina.
¿Qué es la telemedicina?
La telemedicina significa poder atender a los pacientes por profesionales de la salud y de forma no presencial, evitando el desplazamiento físico al centro. Además, reduce significativamente el riesgo de contagios en los centros sanitarios, optimiza los tiempos de las consultas, mejora los servicios de atención al paciente, y rompe las barreras geográficas y nos permite pedir una segunda opinión. Podemos atender a pacientes que se encuentren en la otra punta del territorio.
Este sistema cuenta con algunas desventajas, como la falta de exploración física, limita el contacto directo con los pacientes y puede deshumanizar el servicio si no se le da el uso adecuado.
También debemos encontrar la manera más practica de que el paciente pueda abonar la consulta en el ejercicio de la medicina privada.
¿Por qué usar la telemedicina?
Debemos tener la capacidad de adaptarnos a los cambios que se han presentado estos años atrás, principalmente para poder continuar dando un servicio de calidad a nuestros pacientes. Si no nos adaptamos a estas necesidades, nos estaremos quedando atrás a nivel tecnológico. No hay que tener miedo a usar la tecnología al servicio de la medicina, porque las ventajas que ofrece son innumerables. Principalmente porque facilita al paciente la consulta médica, y porque facilita al médico el acceso a los pacientes que necesitan y que piden este tipo de servicios, que son cada vez más.
¿Cómo implementar la telemedicina?
Lógicamente, para poder ejercer la telemedicina, deberemos disponer de las herramientas adecuadas. Estas herramientas principalmente son: Cita online, Videoconsulta médica, receta electrónica, portal de paciente y un sistema de pago online. Sin olvidarnos del programa para la gestión de la historia clínica.
Cada vez los profesionales de la salud están más concienciados acerca de la protección de datos de los pacientes y del cumplimiento de la RGPD.
Los datos sanitarios de un paciente están considerados por la RGPD como datos de sensibilidad alta, y como tal, deben ser debidamente protegidos. No debemos relajarnos con el uso de plataformas como Whatsapp, Skype, Zoom, email, etc. Los sistemas que se usen para ejercer la telemedicina deben cumplir unos parámetros estrictos de seguridad que las plataformas gratuitas no nos ofrecen.
En el caso de Whatsapp, hay que tener en cuenta que cuando aceptamos los términos del servicio, estamos cediendo una información y permitiendo que esta sea compartida con Facebook. Esto contradice frontalmente las exigencias en cuanto a historia clínica y a confidencialidad de los datos se refiere.
El hecho de no usar plataformas homologadas o en cumplimiento de la normativa, puede conllevar sanciones muy importantes.
Además, estas plataformas deben ser parte de la solución y no un problema añadido. Deben ser sistemas prácticos, agiles e intuitivos con una curva de aprendizaje lo más corta posible.
Por último, lo más conveniente es que tengan la posibilidad de integrarse en nuestros sistemas de gestión de historia clínica para evitar duplicidades y trabajo adicional innecesario.
Herramientas para ejercer la telemedicina
Cita Online:
El proceso comienza aquí. Si disponemos de cita online, disponemos de presencia online. La inmediatez de atención actual pasa por evitar en la medida de los posible el teléfono. Si alguien busca un especialista o una clínica en internet, debemos estar entre los resultados de dicha búsqueda. La cita online debe integrarse en nuestro programa de gestión de historias y tenemos que poder ver esta cita reflejada a tiempo real. Si además evitamos registros innecesarios al paciente, las posibilidades de recibir citas de este tipo aumentan exponencialmente.
Video consulta médica:
Imprescindible para el contacto médico-paciente. Debemos disponer de una herramienta diseñada para tal fin y con todas las opciones necesarias para ejercer una consulta de calidad: Pizarra compartida, llamadas en grupo, posibilidad de captura de fotos y posibilidad de compartir nuestra pantalla. Debe ser estable y segura. Debe contar con la posibilidad de disponer de una sala de espera virtual personalizable y administrable por otros usuarios profesionales, para que puedan atender al paciente antes de la consulta, por chat o por videollamada durante la espera.
Receta electrónica:
Imprescindible para la prescripción de fármacos de forma telemática. Debe ser un sistema homologado por la OMC y válido en todo el territorio. Debe evitar que el paciente tenga que imprimir ningún papel y que cumpla las garantías de privacidad de acceso seguro a la información.
Portal del paciente:
Podemos enviar un informe médico a un paciente durante la videollamada, pero si disponemos de una plataforma de acceso para el paciente, también podremos enviar esta información centralizada en un solo punto. Si tenemos un portal de paciente con acceso por vía App, facilitaremos la obtención de informes y otros documentos necesarios dentro del mismo sistema. Por supuesto debe ser en un entorno seguro, protegido y encriptado para evitar el acceso indebido.
Sistema de pago on line:
Como hemos comentado anteriormente, estos nuevos servicios, como tal, hay que gestionarlos económicamente. La posibilidad de remitir un enlace a un paciente para que formalice un pago a tiempo real es realmente útil. Si además la plataforma dispone de un sistema de seguimiento del proceso de pago, podremos asegurarnos de que todo está al corriente sin tener que preocuparnos por hacer seguimientos bancarios posteriores al evitar las transferencias.